11 de junio de 2020
Yvette Sierra Praeli
- El coordinador general de Coica conversó con Mongabay Latam sobre la situación de los pueblos indígenas en la Amazonía.
- Diaz Mirabal reclama por la falta de atención de los gobiernos en los nueve países amazónicos de la región.
José Gregorio Díaz Mirabal está por cumplir dos años a cargo de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA). Pero quizá han sido los dos últimos meses los más complicados de su gestión, pues la pandemia del coronavirus se ha instalado en la mayoría de los países de la Amazonía.
Hasta el momento, más de 600 indígenas han perdido la vida por el COVID-19, una cifra que solo se conoce por el esfuerzo de las organizaciones indígenas de registrar el avance del virus en las comunidades nativas de la selva Sudamericana. Desde el inicio de la emergencia por la pandemia, Coica y la Red Eclesial Panamazónica unieron esfuerzos para realizar un monitoreo de los casos de COVID-19 en los pueblos indígenas de los nueve países amazónicos.
Díaz Mirabal es enérgico al cuestionar a los gobiernos por su falta de reacción ante el avance del coronavirus en territorios indígenas, aunque le cambia la voz cuando habla de su pueblo, Wakuenai Kurripaco, una etnia amazónica de la triple frontera entre Venezuela, Brasil y Colombia. “Mi pueblo es transfronterizo”, dice, aunque recuerda que, antes de que llegaran los españoles, no había fronteras.
En esta conversación con Mongabay Latam habla de la situación que atraviesan las comunidades nativas por la presencia del COVID-19 en sus territorios, la reacción de los gobiernos y la resistencia de los pueblos indígenas.
¿Cuál es la situación de los pueblos indígenas ante el avance del COVID-19?
Hemos hecho un llamado de urgencia desde la desesperación porque la situación sigue igual. En el caso de Colombia, en Leticia [en la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil] lo que hicieron fue militarizar la frontera y eso no resuelve nada, los hospitales están colapsados, no hay médicos, muchos han muerto y no hay medicamentos. Y del lado de Brasil, Tabatinga y Manaos, son casos graves. Por el lado de la frontera entre Colombia, Ecuador y Perú, esa es la zona roja y lo que estamos viendo es que nuestros ríos se han convertido en rutas de contagio.
Mencionó como zona roja la frontera entre Colombia, Perú y Ecuador ¿Qué otras zonas rojas hay en la Amazonía?
El año pasado, el presidente Bolsonaro de Brasil, el presidente Duque de Colombia, también Lenin Moreno de Ecuador estuvieron en Leticia y firmaron un pacto. Se sacaron fotos, lanzaron su discurso político e hicieron promesas de que iban a salvar la Amazonía, pero se olvidaron de ir a los hospitales, de ver cómo estaban las escuelas, de bajar al río donde está la triple frontera y ver el movimiento que hay en esa frontera: hay narcotráfico, tráfico de combustible, trabajo informal que se mueve por los tres países, no hay control de nada ni Fuerzas Armadas ni Ministerio de Salud que valga, y no evaluaron eso. Si lo hubieran hecho, estaríamos en mejores condiciones de enfrentar esta pandemia. En estos momentos uno de los ejes principales de la pandemia es la minería ilegal de Brasil, Colombia, Perú y Ecuador y los mineros cruzan las fronteras, entonces mucha gente ha llevado el virus por los ríos, por las avionetas. Hay mucha gente foránea en la triple frontera y ahí están las comunidades indígenas, por supuesto que se tienen que infectar. El panorama de lo que pasa en Leticia se repite en otras fronteras. Ahora lo estamos viviendo en la frontera de Brasil con Venezuela y Guyanas, donde ya hay muertos indígenas pero no están contabilizados. Solamente falta la triple frontera entre Brasil, Colombia y Venezuela. Entonces se completaría el cuadro de emergencia terrible en rojo de todas las triples fronteras amazónicas donde hay pueblos indígenas.
La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica cuenta con información sobre el avance del COVID-19 en la Amazonía. ¿Cómo surge esta base de datos?
En coordinación con la REPAM [Red Eclesial Panamazónica] hicimos una base de datos. Lamentablemente, ningún ministerio de salud ni gobierno tiene datos específicos sobre el COVID-19 en los pueblos indígenas, solo hay subregistros. La misma población de los países de la Cuenca Amazónica desconfía de los datos que publican los gobiernos porque no aparece nada de los pueblos indígenas. En la Amazonía somos 3 millones de indígenas, de los más de 40 millones de habitantes. Tenemos una red en los nueve países amazónicos y unimos esfuerzos después del 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia mundial, al no ver ningún esfuerzo de los gobiernos. Desde las comunidades indígenas nos llegaron alertas de que no había médico ni mensajes de prevención en ningún idioma, entonces declaramos emergencia en la Cuenca Amazónica y decidimos tomar cartas en el asunto.
¿Qué información tienen hasta el momento?
El 2 de abril no había ningún caso indígena, ningún fallecido ni contagiado indígena. En la Amazonía en general había 819 casos y 19 fallecidos. Ahora aparecen los números nuestros, de cero contagios hace 60 días, ahora tenemos más de 6000 contagiados y estamos superando los 600 fallecidos. Se están contagiando más de diez indígenas por día. Hay pueblos con solo 40 personas y si ellos mueren, desaparece su cultura, muere un idioma, muere toda la presencia ancestral en la Amazonía vía un etnocidio.
Cuestiona indiferencia de los gobiernos
¿Cuál ha sido la respuesta de los gobiernos?
Los gobiernos deciden la cuarentena, el estado de excepción, la militarización pero esas medidas violan los derechos de los pueblos indígenas en las fronteras. La primera violación es el derecho a la salud, porque no reconocen los protocolos sanitarios indígenas ni la guardia indígena ni la medicina tradicional. Los pueblos indígenas estamos resistiendo en todos los países de la Cuenca Amazónica con nuestros propios protocolos que no han sido reconocidos por los gobiernos. La segunda violación es el derecho a la vida, si no hay prevención, si no hay asistencia se está violando el derecho a la vida. Y también se están violando los derechos a los niños, a su educación, porque en estos momentos solamente están recibiendo clases los niños de las ciudades que tiene Internet, pero nuestros niños van más de 60 días sin clases. Esta pandemia está desnudando la crisis estructural sistémica de nuestros gobiernos. Debieron hacer una consulta de cómo atacar la pandemia conjuntamente con los pueblos indígenas, con sus protocolos, con sus autoridades.
¿Qué países les preocupan más?
El peor escenario es la triple frontera de Perú, Brasil y Colombia y un segundo escenario es el de la frontera entre Brasil, Venezuela y Guyana, donde aún no hay fallecidos. Pero la crisis de Tabatinga, Leticia y Santa Rosa se puede trasladar hacia esa otra frontera, ese es un riesgo. Por eso hemos hecho un llamado a un plan de contingencia articulado con los gobiernos, pues queremos salvar todas las vidas posibles y destinar todos los recursos humanos, espirituales económicos y realizar las acciones necesarias para parar esta pandemia en la Amazonía. Si los estados no lo hacen, entonces estamos solicitando a la ONU [Organización de las Naciones Unidas] que se declare la Amazonía como zona de desastre sanitario para que pueda entrar ayuda humanitaria internacional.
¿Por qué cree que no reaccionan los gobiernos?
El gobierno de Colombia decidió militarizar la frontera, pero eso no resuelve nada. El gobierno de Perú emitió un decreto para atender la emergencia que incluye a los pueblos indígenas pero no están incluidas las organizaciones. Son los dos únicos gobiernos que han respondido y en ningún momento toman en cuenta la petición y las propuestas de las organizaciones indígenas. Por otro lado, tanto el gobierno de China como el de Estados Unidos prácticamente tienen comprada la Amazonía, hay compromisos de explotación de petróleo y de minas de oro que se han firmado con estos países. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco de China han desembolsado fondos para asistir sobre todo a Colombia, a Perú, a Ecuador, a Bolivia, y el caso de Venezuela con los chinos. Prácticamente la Amazonía está vendida, no importan los pueblos indígenas. Están llegando recursos para atender la crisis de las ciudades, comprometiendo los recursos naturales de la Amazonía. En Ecuador se aprobaron leyes durante esta pandemia para despido de trabajadores, recortes de presupuestos, pago de deudas y lo que viene es una crisis social muy fuerte, desempleo, hambre, y el panorama para los pueblos indígenas es mucho peor.
Estamos perdiendo la Amazonía y a toda su población…
Perú tiene deudas con China y Estados Unidos; en Ecuador es igual; Colombia, lo mismo y en los demás países es igual. Nuestros países están sumamente endeudados con Estados Unidos, con China y con Rusia también, y esas deudas se van a pagar con petróleo y con recursos naturales. ¿Y dónde están? Bueno, en la Amazonía. Pero los pueblos se están organizando para defenderse, porque no vamos a permitir que se destruya la Amazonía. Vamos a luchar por la vida que es lo único que nos queda. Pero nosotros seguimos insistiendo en un plan de contingencia articulado con los gobiernos, todavía estamos a tiempo de sentarnos, hablar y coordinar.
Así como ha descrito la situación en la Amazonía por el avance del coronavirus ¿Qué acciones se deberían tomar?
Los gobiernos tienen capacidad de trasladar los recursos por vía fluvial y por vía aérea. También apostamos por la ayuda humanitaria internacional que traería médicos de varios países, pruebas para el COVID-19 y otros insumos porque también hay casos de malaria y de sarampión y se necesita medicamentos para todas estas enfermedades. Y no hemos hablado de que en Colombia y Brasil se han disparado los asesinatos por las invasiones de territorios indígenas y la criminalización por la disputa de los recursos naturales, además que no ha parado la minería ilegal ni la deforestación.
Usted acaba de mencionar las actividades ilegales que no han descansado durante la pandemia. ¿Cuáles son los países más afectados por estas actividades ilegales?
En cada triple frontera hay grandes minas de oro. Colombia, Brasil, Venezuela, Perú, Ecuador, grandes dragas en los ríos es lo más visible. Y eso que no estamos hablando de los madereros ilegales. Entonces, las preguntas son: ¿tenemos fuerzas armadas que no están haciendo su trabajo? ¿están controlando los sitios más inaccesibles donde están los pueblos en aislamiento voluntario?
¿Cuál es la situación de los pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial?
Se ha reportado el caso de una persona fallecida del pueblo indígena en contacto inicial de los waoranis, en Ecuador. Pero no hay más registros. Son los más vulnerables y son culturas transfronterizas porque están cruzando las fronteras de Bolivia con Brasil, entre Ecuador y Perú, entre Colombia y Perú. En estos momentos, quienes tienen más información son los mineros ilegales, los madereros que andan destruyendo la selva y quienes se dedican a los cultivos ilícitos.
La Amazonía en riesgo
Usted ha dicho que hay pueblos muy pequeños, de 40 personas, que podrían desaparecer si llega este virus ¿Cuáles son estos pueblos?
Son alrededor de 40 pueblos en esta situación, con poblaciones pequeñas de 40, 80, 100 y 200 personas.
¿Cómo ve el futuro de los pueblos indígenas?
Tenemos esperanza de que esta situación mejore para los pueblos indígenas. Nunca vamos a perder la esperanza ante tanto dolor y tanta pérdida. Nosotros siempre hemos resistido. La primera pandemia la vivimos con la invasión de la colonia española, luego vinieron los estados nacionales y nos dividieron. Éramos más de 80 millones de indígenas y ahora somos tres millones, pero hemos resistido más de 11 000 años, hemos sido casi exterminados, pero todavía estamos aquí, seguimos en la Amazonía y eso no va a cambiar, vamos a seguir resistiendo porque convivimos con la naturaleza y sabemos conservar nuestros territorios. La gente quiere vivir en las ciudades y nosotros estamos donde nadie quiere vivir, pero ahora quieren nuestros recursos naturales y los han venido sacando desde hace más de 50 años. El día que desaparezcan los pueblos indígenas también desaparecerá la Amazonía y la humanidad.
Imagen principal: José Gregorio Diaz Mirabal. Foto: COICA